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Carlos Santa

RETROSPECTIVA HOMENAJE A CARLOS SANTA

Carlos Santa (Bogotá, 1957) es considerado un mago del dibujo, un creativo del mundo irreal y un visionario del arte audiovisual. Sus trabajos, tanto en el cine como en la pintura, son soportes para su imaginativa y versátil creatividad. En sus obras pictóricas exalta el valor de la línea, surcando la materia de donde nacen las formas, sus saltimbanquis, sus personas de circo. Todo va conformando una escritura pictórica fuerte y a la vez una carga juguetona de formas que se encuentran y se relacionan progresivamente. (…) Una asociación de Chagall es posible y también con figuras que en algún lugar de la memoria existen, tal vez recuerdos de los duendes de cuentos de hadas; tal vez son expresiones que afirman una individualidad que le es propia y donde los límites no existen y si existen son traspasables siempre. (…) Así, su trabajo cercano al cine, con la preocupación del papel que el tiempo juega en la vida y en la plástica, Santa muestra el lado oculto de la velocidad, de las ciudades que se destruyen y como Chagall, personajes sin tierra pero con peso en el espacio.

 Maria Cristina Pignlosa
Dirario El Tiempo. Bogotá, 2009

ACTIVIDADES DE LA RETROSPECTIVA HOMENAJE A CARLOS SANTA
- Exposición de sus pinturas, esculturas y grabados: Ateneo de Madrid, 20 al 26 de noviembre de 2009 - Inauguración: viernes 20 - 20:30h
- Estreno mundial de Los extraños presagios de léon prozak (El Circo), viernes 20 de noviembre de 2009 - 21:30h, Ateneo de Madrid
- Segunda proyección: Miércoles 25 de noviembre DE 2009 - 16:00h, Cines Golem
- Retrospectiva, sábado 21 de noviembre de 2009 - 22:00h, Ateneo de Madrid
    La selva oscura (1993) - 14’
    Isaac ink, el pasajero de la noche (1988) - 25’
    Fragmentos (1999) - 55’
- Segunda proyección: jueves 26 de noviembre de 2009 - 16:00h, Cines Golem
- Seminario-taller “Dibujar y pintar en el tiempo”: miércoles 25 y jueves 26 de noviembre de 2009, Instituto Buñuel, Madrid.


Carlos Santa
ENTRE EL CINE Y LA GRAN PINTURA
Por Isleni Cruz
Un artista con mayúsculas, donde los haya. Un ser humano profundamente implicado -como pocos- con el arte por el hombre y para el hombre. Y entre sus distintas herramientas de alquimista, el cine, un medio que adoptó para desarrollar la animación plástica y expresar mediante ella la penosa dinámica de nuestro tiempo. Carlos Santa ha sido mucho más que un representante de la pintura colombiana en varios espacios internacionales. Es el promotor de un trabajo cinematográfico que sorprende y fascina por hallazgos estéticos definitivamente excepcionales, ya no sólo únicos en el espectro limitado del cine colombiano, sino también en medio de una sospechosa corriente vanguardista que, a escala más o menos mundial, consiente en ser fácilmente engullida y reciclada por los supermercados transnacionales de la cultura audiovisual.

En términos de realización, desde Isaac Ink, el pasajero de la noche (1988) Santa también nos sorprendió por la densa y prácticamente indescriptible metodología de un trabajo artístico y artesanal que sería imposible sin la participación de decenas de personas que por puro amor al oficio - y al espíritu de Santa- invirtieron meses y luego años en dar animación a lo que originalmente eran grabados. La Selva Oscura (1995) siguió los mismos pasos y de modo tangencial inspiró una propuesta que contó finalmente con la vinculación de múltiples generaciones de la pintura del país: Los extraños presagios de León Prozak (El Circo), obra colectiva resultado de una gran expedición plástico-técnica que, a diferencia de los cortos anteriores, se convirtió en un largometraje.
El Circo es un salto destacable en torno a la animación y al lenguaje ya característicos de Santa pero, al mismo tiempo, un testimonio didáctico e histórico sobre aproximadamente un siglo y medio de plástica nacional proveniente de maestros que van desde David Manzur hasta jóvenes artistas, todos en comunión con la expresión de su tiempo y con una postura radical frente a los fenómenos de consumo. Objetivo: crear puentes con el pasado y legarlos al futuro -si se puede-, rescatar lo sagrado del arte -también si se puede- y, entre otras intenciones, seguir descubriendo la relación maravillosa que puede existir entre las artes plásticas y el cine. Temáticamente, El Circo es en esencia la continuación de El pasajero... y de La Selva... Si a través de Isaac Ink o de los monstruos de una jauría arquitectónica el autor se empeñaba en traducir la muerte del espíritu del hombre y advertir una buena cantidad de señales decadentes, este su tercer trabajo de animación recorre un laberinto donde se debate y se condena uno de los mayores síntomas de decadencia del mundo contemporáneo: el lugar del arte y la actitud del artista/intelectual al servicio del mercado. El arte, acto sagrado en otros tiempos, expuesto a convertirse en un objeto más de mercancía mientras el artista coherente, con el mismo espíritu de Isaac Ink (y de Santa), lucha desesperadamente por sobrevivir.

METÁFORA Y BELLEZA
“La metáfora de este trabajo se manifiesta de una forma muy poderosa, y es el mundo moderno como espectáculo. El espectáculo contemporáneo no se caracteriza por diferenciar entre lo público y lo privado, lo sagrado y lo profano, lo sofisticado y lo vulgar: todo es como un gran supermercado de imágenes y de todo... y de muy baja calidad. El capitalismo se ha mostrado como un aparato digestivo, como una gran potencia, capaz de digerir prácticamente todo. Eso significa que, sin importar lo que tú plantees desde el ángulo de la plástica, tu obra tiende a ser ensamblada, devorada”. Dicha metáfora se desarrolla a través de una “historia” que cuenta la amistad (por llamarla de alguna manera) entre León Prozak y Benito Frik, personajes que a lo largo de un laberinto de puertas van dialogando alrededor de distintos números de circo. Prozak, que es al artista, está tratando de sobrevivir vendiendo algunos números. Benito, que es un capitalista, es quien compra las cosas. Así que contrata a Prozak para que éste le alquile su cabeza. Sólo la cabeza, pues por ahorrar costes no le alquila el cuerpo. El papel de Prozak marca al intelectual contemporáneo, en la medida en que es básicamente un hombre que se alquila para producir ideas y se traiciona a pesar de creerse libertario (...)
Desde el punto de vista plástico y de realización, los números de El Circo guardan una independencia enorme entre sí. De esta dimensión, según el autor, se desprende otro tipo de “subtemas”, donde lo plástico es más importante que lo narrativo. “Por eso me parece que el gran valor de esta película podría estar no necesariamente en el leit-motiv del tema, sino en la belleza de cada número, en esa parte inexpresable que tiene la relación de la pintura con la cinematografía”. El criterio para escoger a los artistas plásticos que colaboran en esta obra ha sido relativo a su postura humana y a su independencia frente al mercado plástico y audiovisual. “Pero también hay un criterio histórico, si se quiere, pues se trata de artistas de varias generaciones (entendiendo las generaciones por décadas). El mayor es Manzur. Los más jóvenes hoy tienen dieciocho años. Significa que, al final, nos ha quedado en este trabajo la muestra de más o menos ciento cincuenta años de plástica colombiana, teniendo en cuenta el momento en que arranca Manzur y el momento en que espero acaben estos jóvenes alcancen a tener un espectro, desde el punto de vista plástico, más amplio que el mismo que da la vida...”


Técnicamente, El Circo sigue el tipo de trabajo que Santa venía realizando: una combinación de pintura, dibujo y cine, utilizando técnicas muy directas como tiza sobre tablero, óleo sobre vídeo, o seguir procesos pictóricos de cuadros, o fabricar cuadros que son al mismo tiempo fotogramas de la obra (sus últimas exposiciones corresponden a números de la película). “Pero como hay otros artistas invitados -explica-, les he ofrecido no que cambien de técnica (no que se vuelvan animadores), sino que yo con mis cámaras veo cómo registrar sus procesos y desarrollarlos en el tiempo. Se trata de adaptar mi técnica de cine al proceso y a la técnica plástica que cada uno utiliza. Con cada uno es distinto... El seguimiento de esas “pulsaciones” pictóricas varía entre un artista y otro. Yo aprovecho y meto algunos elementos en el mismo trabajo de filmación (por ejemplo, a veces se usan cuatro cámaras, con un vidrio entre la cámara y el lienzo, y sobre el vidrio se puede pintar o se hacen pasar personajes de modo que el fondo se altera...) Es muy interesante trabajar con cada artista, porque al final se obtiene un trabajo plástico, que es la obra pictórica moviéndose sola y cuya dificultad es articularla en el total de la película, y también otra parte que los norteamericanos llaman el making-of y que termina siendo un gran curso de pintura y de dibujo, con lo que El Circo podría tener en el futuro un interés propiamente didáctico y no sólo cinematográfico”.
Lo que se ve en El Circo es un gran despliegue técnico, que depende del tema y también de personas que tienen oficios muy complejos, traducidos a lo cinematográfico. Eso lo hace de una gran belleza. “Por otra parte, la animación en papel y en lápiz en general tiende a ser muy fluida y, narrativamente, si usas el dibujo tiende a ser más literaria. En la medida en que te pasas a la pintura tienden las asociaciones a ser más pictóricas y, los movimientos, a corresponder más a técnicas que son más densas. En relación con mis recursos anteriores, se siente entonces la diferencia en la animación. Parecería un problema que implicara desorden, pero creo que, en realidad, la estructura de la película permite que el esfuerzo de Prozak tenga valor. Un esfuerzo muy grande (que es un poco el esfuerzo de todos nosotros en este trabajo) por proponer muchas cosas para sobrevivir...”


LOS EXTRAÑOS PRESAGIOS DE LEÓN PROZAK (“EL CIRCO”)
Colombia, 2005-2009


Dirección: Carlos Santa, con la colaboración de los artistas plásticos: David Manzur, Gustavo Zalamea, Angel Oochkartt, Gabriel Silva, Victor Vega, Juan Camilo González, Edgar Alvarez, Daniel Winograd, Piedad Mora, Rafael Dussan, Adriana Espinoza, Clemencia Lievano, José Luis Rugeles, Angel Becassino, Ana Caro, Camilo Cogua. Guión: Carlos Santa. Animadores: Carlos Santa, Víctor Vega, Cecilia Traslaviña, Juan Camilo González, Jorge Palma, Simón Wilches, Lina Pérez, Omaira Alvarado, Fernando Dueñas, Jaime Silva, Ronald Ayala, Daniel Gutiérrez, Mario Forero, Emiliana Wilches, Faysuli Torres, María Angélica Chalela, Simón Santa, Ana María Caro, Anita Varón, Camilo Cogua, Victoria Bernal, Ximena de Valdenebro, Fanny Chaquer, Camilo Mojica, Marcela López, Andrés Romero. Diseño sonido: Carolina Lucio. Montaje: Louis Convers. Producción: Federico Durán – Rayhuela.
Betacam digital, 80’

Sinopsis:
“La metáfora de este trabajo se manifiesta de una forma muy poderosa, y es el mundo moderno como espectáculo […] El papel de Prozak marca al intelectual contemporáneo, en la medida en que es básicamente un hombre que se alquila para producir ideas y se traiciona a pesar de creerse libertario.


LA SELVA OSCURA
Colombia, 1993


Dirección y guión: Carlos Santa. Musicalización: Luis Pulido. Montaje: Enrique Forero. Producción: Anima S.A.
16mm, 14’

Sinopsis:
“Aunque Santa no recrea el infierno sino su antesala, las imágenes de la misma nos hacen temer lo que se aproxima: después de la muerte viene un túnel, luego de cual está la entrada al infierno. Pero aquí termina La Selva Oscura” (Víctor Vega).


ISAAC INK, EL PASAJERO DE LA NOCHE
Colombia, 1988


Dirección: Carlos Santa y Mauricio García. Guión: Carlos Santa. Musicalización: Luis Pulido. Montaje: Rodrigo Lalinde y Luis A. Restrepo. Producción: Focine.
35mm, color, 25’

Sinopsis
“Esta obra plantea la decadencia el hombre moderno y la sociedad, junto con sus instituciones creadas por él. La información, la ciencia, la tecnología y el poder político sirven como elementos narrativos” (Víctor Vega).


FRAGMENTOS
Colombia, 1999


Dirección: Carlos Santa y Herib Campos Cervera. Musicalización: Roberto García Piedrahíta. Montaje: Carlos Santa, Herib Campos Cervera y Juan Germán de la Concha. Producción: Carlos Santa.
35mm, color, 55’

Sinopsis
“Consideramos que estas son las más bellas imágenes del cine colombiano hasta 1957. Las hemos escogido con el objetivo de acercar a algunos espectadores al pasado, intentando que el tiempo y la belleza sean los hilo conductores” (los autores).